Epicultura es fruto de la reflexión acerca de la capacidad de mutación a favor del entorno y el contexto que no sólo afecta a nuestro aspecto físico -epigenética-, sino que es capaz de transformar nuestras conductas sociales, políticas, lingüísticas y morales a favor de la adaptación. Estos condicionantes determinan nuestras capacidades de relación en una sociedad que a pesar de posibilitarnos nos delimita. En el mismo sentido el papel se adapta sobre sí mismo, sobre los demás y sobre el espacio conformando un nuevo sistema de unidades–conjuntos que tejen nuevas redes de contextualización.