La serie TAC responde a un encargo hecho desde TEA Tenerife Espacio de las Artes, con motivo de la exposición «Lo que pesa una cabeza. Escultura tras el 73». La propuesta, que partió de los comisarios del proyecto, Néstor Delgado y Gilberto González, se interrogaba acerca del estado de la escultura en el panorama artístico contemporáneo planteando una reflexión en torno a cuestiones escultóricas tradicionales. Una suerte de binomios que tienen que ver con la aparente dualidad entre lo pesado y lo leve, lo lleno y lo vacío, lo blando y lo duro, lo frágil y lo perdurable. Pero estas piezas, además, también tiene que ver con lo tecnológico y lo analógico, con lo milenario y lo contemporáneo, con la representación y la realidad, con la decisión y el azar.

La Tomografía Axial Computerizada (TAC) nos ofrece una imagen altamente tecnificada de nuestro cuerpo resultado de la más puntera tecnología científica. A partir de algo tan básico como el sonido, una máquina es capaz de componer en tiempo real una foto de nuestro interior de manera irrefutable. Es la visión más científicamente verdadera de lo que podemos ser, o de lo que, de hecho, somos.

Esta serie parte de un TAC cerebral que muestra unas zonas oscuras que son aire, que son la nada y que, en este cuerpo, mi cuerpo, están fuertemente desequilibradas. En esa suerte de binomios planteados, la propuesta se basa en tratar de atravesar esos espacios, precisamente, con aire, con oxígeno. El TAC se convierte en una imagen de hierro, impresa mecánicamente, que posibilita la acción a la vez que la restringe. Se propone para ello una técnica milenaria como es el soplado de vidrio como contrapunto a este sofisticado proceso, así las piezas se establecen como un instante de acción, como una nueva foto, esta vez, de la posibilidad de ser. Una foto irregular, imprecisa, que surge de una colisión entre contrarios, entre lo veraz y lo posible, una imagen que ya no es irrefutable precisamente por ser más fiel a lo que quizás somos.